Los beneficios de la astronomía
Una de las preguntas recurrentes
que nos hacen a los astrónomos se refiere a la “utilidad” de nuestro trabajo.
“Pero esto ¿para qué sirve?”, nos preguntan con frecuencia. La pregunta suele
ir acompañada de un comentario del estilo de “en esta situación de crisis sería
mejor resolver primero los problemas que tenemos, y ya dedicaremos recursos a
la investigación en el futuro”. Este tipo de preguntas y comentarios responden
a una visión miope de lo que supone la investigación científica en general, y
la Astronomía en particular, para el avance y el bienestar de las sociedades,
así que tratemos de explicar realmente cuáles son sus beneficios.
En primer lugar debemos situar el
beneficio puramente científico, el impulso por el conocimiento que ha
caracterizado desde siempre al ser humano. “¿De dónde venimos?, ¿a dónde
vamos?”, son preguntas que se ha planteado la Humanidad desde que tuvo
consciencia de su existencia. Y la Astronomía es la rama de la Ciencia por
excelencia que puede responder estas preguntas. Hoy mismo ha presentado la
Agencia Espacial Europea los primeros resultados de la misión Planck, que ha
logrado datar con una excelente precisión la edad del Universo, 13.810 millones
de años. Saber que el Universo tiene una edad determinada no es algo baladí,
aunque hoy todo el mundo lo da por sentado. Hace unas cuantas décadas todavía
se discutía la posibilidad de que el Universo hubiera existido “desde siempre”.
La expansión del Universo, el Big Bang,… son conceptos cosmológicos que poco a
poco han permeado nuestra sociedad y son considerados ya parte de nuestra
cultura. Pero no surgieron de la nada: han sido precisos muchos esfuerzos por
parte de muchos investigadores, a lo largo de décadas, junto con el desarrollo
de instrumentos cada vez más sofisticados, para llegar a estas
conclusiones. Otro ejemplo más próximo
lo constituye el descubrimiento de sistemas planetarios en torno a otras
estrellas. El impacto cultural de este avance fue enorme, pues por primera vez
nos hizo asumir que hay otros mundos similares al nuestro que pueden albergar
vida en condiciones parecidas. El impacto será aún mayor cuando en los próximos
años identifiquemos y estudiemos planetas parecidos a la Tierra, orbitando en
torno a estrellas parecidas al Sol, en órbitas similares: auténticos análogos
terrestres que harán volar nuestra imaginación pensando en futuros viajes
espaciales.
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