Como están formadas las galaxias
En Ojo Científico el hablar de
galaxias, de estrellas y de supernovas es moneda corriente. Muy a menudo
traemos a colación imágenes de una nueva supernova descubierta, de la explosión
de una estrella a tiempo real o de fenómenos astronómicos similares. ¿Pero
exactamente en qué consisten este tipo de fenómenos? A veces una imagen puede
resultar más explicativa que muchas definiciones, y más si se trata de
fenómenos tan complejos como lo son los fenómenos espaciales, más
específicamente formaciones de galaxias. Si no tienes mucha idea de cómo es el
proceso de formación de una galaxia, tal vez la imagen que hay tras el
continuar leyendo te ayude un poco para comprender las fases por las que
atraviesan los cuerpos celestes que forman este tipo de estructuras
astronómicas. Se ha utilizado para detectar las
nubes de gas con formación estelar más distantes encontradas hasta ahora en
galaxias normales del universo temprano.
Las nuevas observaciones permiten a
los astrónomos empezar a ver cómo se construyeron las primeras galaxias y cómo
despejaron la niebla cósmica en la época de deionización. Esta es la primera
vez que pueden verse este tipo de galaxias como algo más que manchas difusas. Cuando
las primeras galaxias se empezaron a formar, unos cuantos cientos de años
después del Big Bang, el universo estaba poblado por una niebla de gas de
hidrógeno. A medida que empezaron a aparecer y a aumentar las fuentes
brillantes — tanto estrellas como cuásares alimentados por enormes agujeros
negros — estas despejaron la niebla e hicieron el universo transparente a la
luz ultravioleta. Los astrónomos llaman a esto la época de deionización, pero
poco se sabe sobre estas primeras galaxias y, hasta ahora, sólo se han visto
como manchas muy tenues. Sin embargo, gracias a nuevas observaciones que
utilizan las capacidades de ALMA, esto está empezando a cambiar. Un equipo de
astrónomos, liderado por Roberto Maulino (Laboratorio Cavendish e Instituto
Kavli de Cosmología, Universidad de Cambridge, Reino Unido), observó con ALMA
unas galaxias que habían sido vistas tan solo unos 800 millones de años después
del Big Bang. Los astrónomos no buscaban la luz de las estrellas, sino el débil
resplandor del carbono ionizado procedente de las nubes de gas a partir de las
cuales se formaron las estrellas. Querían estudiar la interacción entre una
generación joven de estrellas y los fríos grumos que se estaban uniendo en el
interior de estas primeras galaxias. Tampoco buscaban esos escasos objetos
extremadamente brillantes — tales como cuásares o galaxias con tasas muy altas
de formación estelar — que ya habían sido observados. En su lugar, se
concentraron en buscar galaxias algo menos llamativas y mucho más comunes:
galaxias que re ionizaron el universo y llegaron a convertirse en la mayoría de
las galaxias que vemos actualmente a nuestro alrededor.
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